El conocimiento y el redescubrimiento de la manera en que alguien más ve y vive la vida en un mismo espacio, es el punto de partida de nuestro proyecto.
La armonía y el equilibrio son los parámetros que rigen nuestra naturaleza, no hay luz sin oscuridad, no hay negro si no existe blanco y no hay oriente sin occidente. Es así como la dualidad nos transporta al lejano oriente, puntualmente a Japón, una cultura sólida y milenaria, constituida por aspectos como religión, filosofía, arte, política, idioma e innumerables tradiciones que día a día la fortalecen. Su opuesto, occidente, específicamente Bogotá, Colombia también es una cultura fuerte con miles de cosas por contar, pero donde muchos desconocen el otro lado de la moneda.
La búsqueda nos llevó a la gastronomía, el poder del alimento. Este ha acompañado al hombre en su etapa evolutiva, el alimento ha sido el pretexto de supervivencia y de desarrollo del ser humano. Sin importar la cultura, la religión, sexo e incluso la ubicación geográfica, alimentarse es la acción que conlleva a la unión sin fronteras.
El compromiso que se asume es lograr contextualizar al comensal transportándose al lejano oriente, diseñando la puerta a algo totalmente opuesto a nuestra cultura y lograr al mismo tiempo que el visitante llegue a ser parte de un espectáculo en torno a la gastronomía. La propuesta de variedad de espacios se encargará de guiar y sumergir a todos los presentes en un verdadero recorrido por la cultura japonesa.